sábado, 14 de julio de 2012

Los 30 son los nuevos 20 y necesitamos unos Charlotte Olympia para salir del paso


Mañana es el cumpleaños de una compañera de trabajo, por lo visto va a celebrar (no sabemos si sola o acompañada) que va a entrar en esa temida generación de los 30. ¿Que son los 30?
Esta tarde me he ido a visitar tiendas con la excusa de devolver una camiseta monísima con pedrería, la lástima es que la pedrería la he ido perdiendo a cada paso que iba dando, como podéis imaginar, tenía una enorme calidad. ¿Puede que sea la excusa perfecta para cambiar una prenda de mala calidad por un par de estupendos zapatos? ¿Otros?, seguramente estéis pensando. Desde hace años tengo asumido que padezco de una aguda adicción, realmente nada serio, pero tengo que advertir mis queridos lectores, que ya pueden ir acostumbrándose a que en mis textos, mis conversaciones e incluso en mis sueños, aparezcan grandes dosis de zapatos.
No se si a medida que vamos creciendo a lo largo de nuestra vida vamos desarrollando una nueva visión/versión de los hechos o es que nosotros mismos los distorsionamos. Me explico. Cuando yo era pequeña, una dulce mocosa con el pelo largo y rubio, y conocía a alguien de la edad de 30 años, veía a esa persona como una “persona mayor”, alguien felizmente casado y con hijos con los que seguramente podría jugar. Ahora que yo misma pertenezco a ese club, no solo no me familiarizo con el matrimonio ni con un montón de hijos alrededor, sino que ademas me veo, ¿como decirlo?, “demasiado” pronto para dar ese paso. ¿Pero qué significan los 30? ¿Los 30 se pueden considerar los nuevos 20?
Desde luego, llegada a esta edad no creo que a nadie le apetezca pasar de nuevo por llevar chupetones en el cuello, ni maquillarlos para que pasen lo mas desapercibido posible, ni que desafortunadamente te toque experimentar con un precoz en la cama al que acabas de conocer hace unas escasas horas, ni esas resacas que te dejaban el cuerpo hecho polvo toda una semana, ni volverías a besar a ningún desconocido bajo la luz de la discoteca con la mayor borrachera de tu vida sin importarte nada. En fin, creo que hay algunas etapas que es mejor dejar atrás, pero lo que si que es cierto, es que a los 30 sigues, o al menos te gustaría seguir viviendo como si tuvieras 20. Lo notas, sientes que en realidad sigues igual.



Mientras en mi interior voy divagando sobre estas cuestiones, continúo paseando por la acera e inevitablemente tengo que hacer el siguiente paréntesis: ¡Dios mio!. Mi cuerpo acaba de quedarte completamente inerte delante de un escaparate, al mismo tiempo que mis pupilas se dilatan y mi boca segrega saliva. ¡No me puedo creer lo preciosa que es la nueva colección sobre Rusia de Charlotte Olympia! Hoy por hoy, si tuviera que elegir unos zapatos para casarme la cosa está bastante reñida entre mis amados Manolos y los atractivos Charlotte Olympia, que tiene un gusto exquisito y divertido. ¿He dicho casarme? Bueno, creo que hay que experimentarlo por lo menos alguna vez en la vida y como no lo descarto, pues una puede fantasear sobre qué llevaría ese día ¿no?



Lo que está claro es que creo que los 30 de hoy día pueden ser una versión mejorada de los 20. Cuando empiezas a cumplir ciertas edades te preocupas más por tu físico que antes, ahora te aseguras de hacer deporte para que tus piernas estén tersas y tonificadas, y poder lucir minifalda y taconazo (siempre con estilo para no parecer una fulana), te haces la Keratina, una limpieza de cara de tanto en cuando y ya no llevas las uñas de colores. Ahora trabajas, tienes responsabilidades como adulta que eres, ya no sales de copas un día de entre semana cualquiera, ni aguantas la resaca al día siguiente y por supuesto, ahora no buscas el típico rollo de una noche, ahora buscas un buen polvo.
Pero debemos reconocer que en algunos aspectos seguimos actuando como auténtico veinteañeros, por supuesto que nos sigue gustando el flirteo, tanto o más como estrenar zapatos nuevos. Pero es muy cierto que a medida que va pasando el tiempo somo más selectivos, lo que va acotando nuestra “amplia gama de opciones”.
¿Qué busca realmente una persona de 30? He de reconocer que si hago una observación a mi grupo de amigas, esa enorme fuente de sabiduría y experiencia, miembros gold del club de los 30, puedo encontrar de todo, pero sí que hay un factor en común en todas ellas y se trata de la estabilidad.
Anne, licenciada en Filosofía y Letras, lleva saliendo con Juan 6 fabulosos años. Desde que Juan apareció, ha llevado una estable vida sentimental y que por supuesto no se ha privado de hacer nada que no quisiera fuera de la pareja. Signo de estabilidad.
Lara es nuestra primera casada dentro del grupo, con tal éxito que ahora está esperando su primer bebé. Martín ha sido el hombre de su vida desde los 16 años. Signo de estabilidad.
Y para terminar tenemos dos polos opuestos con un denomidador común. Sarah y Margot, dos estupendas solteras que buscan el incansable amor, cada una a su manera. Sarah es de las que piensan que es mejor ir llamando puertas y Margot opina, que es mejor esperar a aque alguien llame a la tuya. ¿Signo de estabilidad ? o al menos de querer tenerla.

Ava N.G.

domingo, 1 de julio de 2012

Rebajas Vs. Nueva Temporada


Día 1 de Julio de 2012. El día más importante para todos los consumidores españoles, hoy comienzan las rebajas y tengo que gritar con la poca voz que me queda:¡Bendito Internet!
Hoy es Domingo y el día ha aparecido nublado. Y aunque tenía pensamiento de pasar la resaca en una piscina relajada y con un mojito para amenizar el dolor de cabeza, pero creo que esas nubes que tapan el sol en realidad son cómplices del consumismo y el márketing que promocionan las rebajas de este año.
Es curioso, mientras me preparo el café matutino acompañado de unas tostadas con mermelada, antes de echarle un ojo a los diarios para conocer las noticias del país, la tentación llama a mi puerta, llama con tanta intensidad que no puedo hacerle caso omiso. ¡Solo un vistazo!
Rápidamente abro una nueva pestaña en Safari y tecleo el nombre de mi tienda favorita, veamos... ¿Qué cosas habrán rebajado? ¿Serán prendas muy antiguas? ¿el descuento será suficiente como para que caiga en sus redes? Internet, la herramienta que maneja el demonio ha creando las tiendas on-line.
Cuando me quiero dar cuenta, no solo tengo una, sino muchas y variadas pestañas abiertas en la misma hoja de Safari, en los títulos puedes leer claramente el nombre de todas mis tiendas favoritas donde suelo consumir habitualmente.
Repasando uno a uno los modelos, me doy cuenta que mis ojos, mi mente y mi cuerpo se han enamorado fervientemente de unos zapatos: Un botín campero con piel de oveja negra y lleno de tachuelas. Así dicho suena al par de zapatos más macarra del mundo, pero en realidad no lo son, ya me estoy imaginando en mi mente mil y una combinaciones perfectas para llevarlos puestos. Cual es mi sorpresa que ¡son de nueva temporada! No podía ser de otra manera. Sinceramente, no soy una buena compradora en las rebajas, siempre me cuesta encontrar cosas que me gusten y en ese caso, casi nunca queda mi talla.
Estoy dispuesta a hacer un esfuerzo y cuando voy a buscar mis talla ¡No puede ser! ¿Solo queda el 36? ¿Pero cómo es posible?
Creo que ahora necesito aún más esos camperos con tachuelas. Con esto deduzco que más de una persona habrá tenido el mismo pensamiento que yo. ¿En realidad somos tan inconformistas? ¿Por qué no podemos tener suficiente con lo que ya tenemos?



Si la historia sobre mi botín de nueva temporada la trasladaramos a la vida real en forma de relación de pareja, mi pregunta sería la siguiente: ¿cuando conocemos a alguien nuevo que nos destella dejándonos ciegos esperamos en el fondo que sea la persona de nuestra vida? Sinceramente, creo que sí. Quizás no lo tengamos muy claro al principio, pero lo que sí que es cierto es que en tu interior empiezan a barajarse ciertas dudas y planteamientos.
¿Qué ocurre si no queda tu talla? Lo ideal es ni tan si quiera plantear el comprarlo, pero cuando el flechazo es tal, haces que los dedos de tus pies se encojan en una talla 36 y aún sabiendo que vas a sufrir enormemente, pones la mejor de tus sonrisas y llevas esos botines con el mayor de tus orgullos.
Cuando inicias una relación de pareja en la que sabes que tienes cosas en común, pero que también hay un abismo de gustos entre los dos, piensas que en el fondo sois perfectos porque os podéis complementar el uno al otro. No te importa si es una talla 36 mientras puedas caminar con ellos porque crees que es el broche perfecto a tu modelo. Lo que ocurre es que al cabo de un tiempo los dedos de los pies se te deformarán, saldrán cayos y heridas, el sufrimiento estaba asegurado 100% en tu compra. ¿Es el autoengaño la mejor arma para el consumo?
Estoy segura de que llega un punto en la relación en la que debes de poner fin. Es el momento más doloroso. ¿Por qué separarte de algo que te gusta tanto? ¿Solemos consumir amor de la manera más inconsciente y arriesgada posible aún sabiendo que tenemos un alto porcentaje de probabilidades de sufrimiento? ¿Se podría considerar esto una adicción?


Ava N.G.